Manel Santana: “Analizar el pasado nos permite entender el presente”

El profesor, historiador y escritor publica un libro sobre el impacto del régimen franquista en Mallorca

El profesor, historiador y escritor Manel Santana publicó el pasado mes de julio su último libro El primer franquisme a Mallorca (1939 -1959). Santana, que también fue el director general de Participació i Memòria Democràtica del Govern de les Illes Balears y es Doctor en Historia, ha estudiado mayormente los movimientos sociales del siglo XIX y del XX, sobre todo los periodos de la Segunda República, la Guerra Civil y el primer franquismo. En esta obra en concreto, analiza el impacto del régimen franquista en la sociedad, el ocio y el mundo de la cultura mallorquina hasta el año 1959, que es la primera etapa. 

¿Por qué en este libro solo analiza la primera etapa del franquismo en Mallorca? 

La primera etapa del franquismo es la que coincide con la posguerra. Es una etapa dura desde el punto de vista económico y político. Fueron años de hambre, de racionamiento, de escasez… pero también eran años en los que pervivió la herida o el dolor provocado por las consecuencias fatales de la Guerra Civil, la cual se caracterizaba en buena parte por la represión, penas de muerte, desapariciones forzadas y penas de prisión. En consecuencia, es un periodo muy interesante que también se enmarca en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Por ello la etapa de la posguerra, lo que se conoce como primer franquismo, es una etapa muy sugerente por el impacto profundo que generó tanto en las estructuras sociales como en las mentalidades y la memoria de quienes lo vivieron.  

¿Qué diferencia hay entre esta primera etapa franquista de la que habla y la segunda?

A partir de 1950, ya en un contexto de postguerra mundial, el régimen de Franco se resitúa dentro del contexto político internacional y abandona aquellos rasgos más azules que lo habían acercado al fascismo y al nacismo. En consecuencia, la dictadura se reconvierte en una dictadura militar o régimen autoritario no más benévolo pero sí más alejado de sus postulados más cercanos al régimen italiano y alemán. La idea de establecer un estado totalitario en el cual el régimen y las estructuras de régimen controlaban totalmente la vida social y cultural de la sociedad se ven imposibles de llevar a cabo y por consiguiente, a partir de los años 50, entidades como la Falange pierden el peso que tuvieron en la inmediata posguerra.

¿Cómo ha sido el proceso para redactar este libro? ¿Ha sido difícil encontrar datos sobre el panorama de este periodo en la isla de Mallorca?

Ha sido un proceso de contrastar diferentes fuentes: archivísticas, periodísticas, gráficas, memoria oral… a fin de recomponer todo el puzzle que configuró la etapa estudiada.

¿Había mucha diferencia entre la censura y el control de Mallorca comparado con el de la Península en esta etapa? ¿El hecho de ser una isla nos beneficiaba o nos perjudicaba todavía más?

La censura aquí fue muy férrea, pero lo fue en todos los sitios. Se gobernaba, controlaba y vigilaba todas las manifestaciones culturales con mano de hierro. No obstante, el elemento que caracterizó Mallorca y todas las demás zonas del ámbito catalanoparlante fue el control de las manifestaciones culturales en lengua catalana que fueron reprimidas, prohibidas y controladas. Por lo tanto, fueron relegadas a una situación de marginalidad y control absoluto.  

Y en cuanto a la Iglesia, ¿qué peso tenía? ¿Su posición era extremadamente conservadora?

La iglesia vio aumentar su poder en el primer franquismo. Si durante la República la iglesia fue cuestionada como institución, en esta etapa recuperó todo su papel en el ámbito social, educativo y moral: vigilaba usos y costumbres además de la moral pública y privada de la ciudadanía. Esto contrastó con la situación que se vivió a partir de los años 50 con la llegada del turismo, ya que los visitantes venían con una moral y unas costumbres completamente diferentes que chocaban con la moral férrea que llevó a cabo la iglesia aquí. A pesar de todo, en la iglesia hubo movimientos de renovación, aunque fueron minoritarios y se vieron más a partir de los años 60 que es cuando tuvieron un impacto mayor. 

Usted es profesor e historiador y no es la primera vez que escribe sobre temas relacionados con el franquismo… ¿Se debería arrojar más luz sobre esta etapa de la historia? ¿Sus alumnos del Institut Mossèn Alcover de Manacor, por ejemplo, muestran interés en torno a este periodo?

Como profesor y ciudadano siempre considero que la historia ofrece luz, pues analizar el pasado nos permite entender el presente. Este periodo cada vez queda más lejos para las nuevas generaciones y de ahí la importancia de incidir desde ámbitos diversos como en el educativo para conocer la historia más reciente como un elemento de reflexión o de crítica para conocernos más a nosotros mismos como colectividad. Por eso, pienso que la etapa del franquismo siempre ha despertado interés junto a la Guerra Civil, pero se debe incidir en ella con rigor y objetividad para crear una ciudadanía abierta, conocedora de su pasado, consciente y reflexiva con el fin de repercutir en los momentos actuales y dar lugar a actitudes positivas.