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Cómo reclamar un despido

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Si has sufrido un despido y lo quieres impugnar para recuperar tu puesto de trabajo o bien una indemnización, te explicamos los pasos que debes seguir. Cuando impugnas un despido dejas sin efecto la extinción de la relación laboral con tu empresa, pero debes seguir correctamente todo lo que te explicamos para que se pueda decretar su extinción.

 

Despidos, definición y tipos

Un despido es la decisión unilaterial de una empresa o empresario por la que se da por terminada una relación contractual laboral. En España, los derechos de los trabajadores se encuentran bajo el amparo del Estatuto de los Trabajadores, que exige que concurran determinadas circunstancias. Además, los procedimientos deben seguirse con exactitud para que ese despido tenga vigor.

El Estatuto de los Trabajadores y la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS) determinan la normativa española sobre el tipo de despido, que se divide en dos clases: según su causa o forma (que, a su vez puede ser objetivo, colectivo o disciplinario), o bien según sus efectos jurídicos (pueden ser procedente, improcedente o nulo).

 

Por qué es importante el tipo de despido

Esta clasificación es muy importante, porque ayudará a tu asesor jurídico a determinar qué estrategia va a seguir para impugnar tu despido. En el caso de los despidos objetivos, por ejemplo,  el empresario deberá demostrar que sus causas son ajenas a su voluntad. Tal es el caso cuando una empresa no está funcionando como debería a nivel económico o bien, que la actividad para la que fue contratado el trabajador ya no se lleva a cabo.

La clasificación sobre sus efectos jurídicos se refiere tanto a si ese despido es definitivo o termina con la readmisión del trabajador, como si le otorga algún derecho a indemnización. Para que el efecto jurídico de un despido tenga valor, deberá calificarse. Esto quiere decir que esta calificación no la tendrá hasta que un juez se la otorgue, tras el paso por los tribunales.

 

Cómo impugnar un despido

Si no estás conforme con la decisión de extinguir tu contrato de trabajo, existe una vía general. En primer lugar, deberás presentar tu papeleta de conciliación en el TAMIB (Tribunal de Arbitraje y Mediación de las Islas Baleares). La primera función de este tribunal tratará de conseguir un acuerdo amistoso entre el empresario y tú.

En el caso de no haber acuerdo, podrás acudir a la jurisdicción social, presentando una demanda laboral para impugnar el despido. En esta segunda fase, la asistencia de un abogado es obligatoria. Así, deberás de asegurarte que esta asistencia corra de la mano de un letrado especialista en derecho laboral, conocido como laboralista, puesto que el derecho laboral es una disciplina específica del derecho y debes contar con la ayuda de un experto en esta disciplina.

Este proceso es diferente en el caso de un despido colectivo, que tiene unas vías de impugnación diferente del despido individual. En el caso de un despido nulo que esté vulnerando tus derechos fundamentales o tus libertades como individuo, también tiene un procedimiento diferente: no hay que acudir al TAMIB, sino que directamente se puede presentar una demanda de impugnación de despido en un juzgado de lo social.

 

Diferentes estrategias

Tal como decíamos cuando hablábamos de los tipos de despido, es importante determinar el tipo de despido del que se trata, puesto que cada uno tiene diferentes estrategias para impugnarlo. Por ejemplo, en un despido objetivo se pueden alegar contra elementos formales (que la decisión del empresario no esté totalmente justificada) o contra elementos materiales (por ejemplo que las causas económicas no existan). En cualquier caso, este tipo de despidos es de los más complicados de impugnar.

Un despido colectivo se puede impugnar tanto de manera colectiva como de manera individual. En este caso, se trata de un proceso muy técnico, por lo que es necesario contactar con un abogado especializado, aunque sí es cierto que es relativamente fácil impugnarlo porque hay más supuestos de nulidad.

En el caso de un despido disciplinario, lo normal es alegar con la supuesta culpa que nos atribuye el empresario, la gravedad de la conducta de la cual se nos acusa, si el incumplimiento es grave, reiterado y real; así como la forma de despido.

 

Estrategias generales

En realidad, la impugnación de un despido sigue dos vías estratégicas. Una, formal, en la que se valora si el empresario ha cumplido o no con los requisitos que la ley exige. La segunda estrategia es la material, en donde se deberá ver si se puede atacar un supuesto incumplimiento grave y reiterado; la supuesta culpabilidad del trabajador, si existe un nexo entre las anteriores consideraciones y si ello es tan importante como para ser merecedor de despido.

Como puede verse, es importante contar con la ayuda de un abogado experimentado en estos temas que pueda valorar cómo impugnar tu despido.

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