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3 de cada 4 personas tienen problemas de vista

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Muchas de las causas que provocan dificultad visual pueden corregirse fácilmente, sobre todo las más universales, que son los problemas de refracción y las cataratas. En otros casos, no hay solución, pero sí es importante la prevención, la detección temprana y el tratamiento precoz con el fin de gozar de calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
La mayoría de la gente ve mal. Incluso quienes no tienen ninguna dificultad de nacimiento la adquirirán con el tiempo, porque es prácticamente seguro que la visión empeorará conforme se cumplan años. Según datos que maneja TKE Home Solutions, actualmente, 3 de cada 10 españoles son miopes, un problema que está aumentando entre los jóvenes debido a la cantidad de horas que permanecen delante de las pantallas y el poco tiempo que pasan al aire libre, y casi el 50 % de la población padece presbicia, un trastorno asociado a la edad. En general, alrededor del 75 %, o lo que es lo mismo, 3 de cada 4 españoles, tienen algún problema de visión.
Sin embargo, muchas de las causas que provocan dificultad visual pueden corregirse fácilmente, sobre todo las más universales, que son los problemas de refracción y las cataratas. En otros casos, no hay solución, pero sí es importante la prevención, la detección temprana y el tratamiento precoz con el fin de gozar de calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
El «milagro» de ver
Vemos porque la luz pasa a través de la córnea, que es la superficie transparente que cubre la parte delantera del ojo. Según la apertura de la pupila, la parte negra y pequeña en el centro del ojo, entrará más o menos luz. Esa abertura mayor o menor está regulada por el iris, la zona coloreada del ojo. Detrás de la pupila está el cristalino, una estructura transparente que se encarga de enfocar las imágenes a diferentes distancias, esto es, de la acomodación. La luz que entra por la córnea se desvía o refracta para proyectarse en la retina, un tejido situado en la parte posterior del ojo, luz que se transforma en señales eléctricas. Esas señales van al cerebro, que las interpreta; o sea, es el cerebro el que nos informa de lo que estamos viendo.
En un órgano tan complejo y de tanta precisión pueden fallar muchos elementos y dar lugar a numerosos problemas, unos llevaderos y otros no tanto. Los expertos de TKE Home Solutions recopilan las principales alteraciones.
1. Problemas de refracción
El ojo humano tiene una forma esférica, parecida a un balón de fútbol, pero no siempre es perfecto; es decir, puede que en ocasiones se aproxime más a un balón de rugby, lo cual da lugar a problemas de refracción. Son muy habituales y se producen cuando la forma del globo es alargada, achatada o irregular, bien de nacimiento o por cambios producidos en la córnea o en el cristalino. Cuando el globo no es perfecto, la luz que entra por la pupila, y que debería llegar recta a la retina (en la parte posterior del ojo), sufre una refracción anormal. Los rayos de luz no se enfocan directamente en la retina, sino que se desvían al pasar por la córnea y el cristalino. Aunque es posible tener un tipo de refracción distinto en un ojo y en otro, los problemas más corrientes son:
Miopía. Quienes la sufren ven con claridad de cerca, pero borroso en la distancia. Ocurre en globos alargados, lo que hace que se enfoquen las imágenes delante de la retina, en lugar de hacerlo sobre ella. En ocasiones, una córnea o un cristalino anormales también pueden dar lugar a la miopía.
Síntomas:
– Dificultad para ver de lejos.
– Necesidad de acercar las imágenes.
– Fatiga visual.
– Dolor de cabeza.
– Gesto de entrecerrar los párpados para ver de lejos.
Hipermetropía. Ocurre cuando el globo ocular es corto, y eso provoca que las imágenes que debían enfocarse en la retina lo hagan detrás de esta. En ocasiones, una córnea o un cristalino anormales también pueden causar hipermetropía. Quienes padecen hipermetropía a menudo ven mejor de lejos que de cerca, aunque es un problema muy variable y mientras algunas personas pueden ver borroso a cualquier distancia, otras no se sienten molestas y les resulta una alteración llevadera.
Síntomas:
– Visión borrosa sobre todo de cerca.
– Fatiga visual.
– Dolor de cabeza.
– Gesto de entrecerrar los ojos para ver mejor.
Astigmatismo. En este caso, la luz se desvía de manera dispar, en unas áreas es más inclinada y en otras redondeada, así que las imágenes pueden verse alargadas, deformes o borrosas.
Síntomas:
– Visión borrosa, doble o deformada a cualquier distancia.
– Fatiga visual.
– Dolor de cabeza.
– Gesto de entrecerrar los ojos para ver mejor.
– Dificultad para ver de noche, sobre todo en la conducción.
Presbicia. Es un problema de refracción relacionado con la edad, de hecho, suele llamarse también vista cansada, pero aparece muy pronto: normalmente, a partir de los 40 años, y suele ser progresivo hasta los 65. A medida que el ojo envejece, el cristalino se endurece y ya no cambia de forma lo suficiente para enfocar con claridad los objetos cercanos. Es también un problema de refracción, en este caso, dentro del ojo. Se caracteriza, además, porque puede combinarse con otros tipos de alteraciones refractivas.
Síntomas:
– Dificultad para ver de cerca.
– Falta de visión de la letra pequeña.
– Tendencia a separar las cosas para verlas mejor.
– Fatiga visual.
– Dolor de cabeza.
Tratamientos de los problemas de refracción: los problemas de refracción no implican que el ojo no esté saludable, simplemente que su esfericidad no es perfecta.
Gafas: unas gafas con la graduación apropiada constituyen el tratamiento más sencillo.
Lentillas: las lentes de contacto pasan a ser la primera superficie del globo ocular, lo que permite crear con ellas una refracción más precisa. No todo el mundo puede usarlas, pero suelen aportar mayor comodidad, mejor visión y un campo visual más amplio que las gafas. En el caso de la presbicia, pueden usarse lentes de contacto bifocales o monovisión (en un ojo para lejos y en el otro para cerca).
Cirugía refractiva: permite cambiar la forma de la córnea y puede eliminar la necesidad de llevar gafas o lentillas o, al menos, lograr una menor graduación. Existen muchos tipos de cirugías refractivas y también para la presbicia.
Implantes de lentes: en el caso de la presbicia, se extrae el cristalino y se reemplaza por una lente artificial.
2. Problemas asociados con la edad
Aparte de la presbicia, que ya hemos visto, con el envejecimiento suelen aparecer otras patologías:
Manchas flotantes. Es frecuente ver hilos, «moscas» o puntos flotantes, sobre todo cuando se mira a la luz. Casi siempre es un problema normal al que conviene acostumbrarse, porque rara vez se recurre al tratamiento. No obstante, si se ven repentinamente manchas nuevas o destellos de luz súbitos, hay que acudir al médico urgentemente por si se trata de un desprendimiento de retina, que cursa sin dolor y sí es grave. Cuando las moscas dificultan la visión de forma importante, se puede intentar la cirugía o el tratamiento con láser.
Cataratas. Se producen cuando el cristalino se nubla, es decir, deja de ser transparente en uno o en los dos ojos. Se dan con mayor frecuencia en los mayores de 60 y en las personas con diabetes. El tratamiento es una cirugía consistente en que el médico quite el cristalino opaco y lo reemplace por uno artificial.
Lagrimeo y ojo seco. Un exceso de lágrimas puede ser señal de un problema más serio en los ojos o bien de la obstrucción en el conducto lagrimal. El ojo seco indica que las glándulas lacrimales no funcionan bien. El tratamiento depende de la causa, existen soluciones medicamentosas y quirúrgicas.
3. Problemas graves
De los 2.200 millones de personas en el mundo con problemas en los ojos, 1.000 millones podrían haberse evitado si se hubieran tratado a tiempo. Por eso es muy importante la revisión médica periódica, porque existen enfermedades, a menudo relacionadas con la edad, que deben detectarse cuanto antes.
Degeneración macular. La mácula se sitúa en el centro de la retina y puede dañarse lenta o rápidamente y de muy diversos modos. Esta degeneración impide ver los detalles pequeños, causa visión borrosa o deforme. Su origen está a veces en enfermedades graves, pero existe un tipo concreto de degeneración macular relacionado con la edad. No puede curarse, pero sí tratarse si se detecta a tiempo, con el fin de ralentizar así su progreso.
Glaucoma. Es un grupo de enfermedades que dañan el nervio óptico y causan pérdida de visión o ceguera. Al principio, no da síntomas, pero progresivamente se va perdiendo la visión lateral. En otros casos hay puntos ciegos en la visión central. Es importante detectarlo a tiempo porque, aunque no tiene cura, puede retrasarse su avance. Se trata con medicamentos y cirugía para enlentecer el progreso.
Visión baja. Es una deficiencia visual severa que no se corrige ni con gafas, ni con medicación ni con cirugía. Puede deberse al envejecimiento, pero también a enfermedades o problemas graves. Solo se pueden ofrecer ayudas para vivir con baja visión.
Hay que ir a urgencias si…
Es necesario acudir inmediatamente a un médico cuando se presentan estos síntomas:
– Se pierde la visión o se ve todo más oscuro
– Visión borrosa súbita
– Hay destellos de luz brillante
– Aparición repentina de nuevas moscas
– Sombras o visión periférica disminuida
– Dolor de ojos
– Visión doble
Consejos saludables para cuidar los ojos
Los ojos son una parte importantísima para el bienestar y la preservación de la salud. Cuidarlos es esencial. Los expertos recomiendan:
Realizar revisiones periódicas. Visitar al oftalmólogo al menos una vez al año, o más si así lo determina el especialista. Muchos problemas, especialmente los asociados a la edad, no presentan síntomas. El examen médico con dilatación de la pupila permite detectar enfermedades en sus primeras etapas.
Conocer el historial familiar. La mayoría de los trastornos son hereditarios, así que conviene saber qué hay en la familia para estar alerta ante cualquier aviso.
Llevar una alimentación saludable. Lo de las zanahorias es un mito, pero lo que sí protege es mantener una dieta rica en frutas, verduras y pescados con omega 3. Además, comer bien evita el sobrepeso y las enfermedades asociadas a él, como la diabetes, que puede conducir a la ceguera.
No fumar. Está comprobado que los fumadores tienen un riesgo mayor de desarrollar degeneración macular.
Proteger los ojos. Las gafas impiden lesiones al practicar deportes, pasear, hacer bricolaje, limpiar, cocinar o jugar con los nietos. También deben usarse para evitar el daño que causan los rayos ultravioletas del sol.
Evitar los accidentes. La seguridad en el hogar es esencial también para proteger los ojos. Conviene contar con una iluminación apropiada, tener pocos muebles y no dejar objetos por el medio con los que se pueda tropezar. Si hay problemas de movilidad, instalar salvaescaleras que eliminen la posibilidad de caídas. Conviene llevar siempre un calzado seguro, incluso en casa.
Hacer descansos. Limitar el tiempo delante de las pantallas o realizando tareas que requieran fijar la vista, porque se parpadea menos y el ojo se fatiga. Conviene hacer descansos cada 20 minutos y mirar lejos durante 20 segundos.
Cuidar la higiene. No bañarse en lugares donde el agua no esté limpia, usar toallas individuales, evitar tocarse los ojos si las manos no están lavadas, higienizar bien las lentillas, utilizar cosméticos de calidad…

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