UGT rinde un homenaje a las víctimas del polvorín de San Fernando

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Se cumplen 125 años de la mayor tragedia laboral ocurrida en las Islas Baleares

Una pequeña representación de UGT, a causa de las restricciones por la pandemia, ha rendido hoy un homenaje con una ofrenda floral al cementerio de Palma a los 97 trabajadores y trabajadoras, la mayoría mujeres y niñas, que murieron el 25 de noviembre de 1895 en el accidente laboral del polvorín de San Fernando, y ha recordado a las once personas que han muerto este año mientras estaban trabajando o iban a trabajar.

Durante el homenaje, UGT ha destacado que una tragedia de estas dimensiones no se tiene que olvidar porque no se puede permitir que una negligencia empresarial, como la que se cometió hace 125 años, vuelva a pasar. Además, el sindicato ha denunciado que Baleares continúa siendo una de las comunidades con más accidentes laborales en relación al número de afiliados a la Seguridad Social, a pesar de la parada de actividad por la pandemia.

El accidente laboral del polvorín de San Fernando, situado al revellí de Can Pelado -aproximadamente donde ahora está el edificio de Hacienda en la calle Cecili Metel-, ocurrió mientras un centenar de trabajadores y trabajadoras estaban recuperando pólvora y otros materiales obsoletos que habían servido de munición al Ejército español. Las medidas de prevención eran prácticamente inexistentes. Se calculó que en el momento de la explosión debía de haber más de 100 kilograms de pólvora a los pies de los trabajadores. Una detonación desencadenó la tragedia.

Cerca de cincuenta trabajadores, casi todas mujeres y muñecas, murieron al instante. El resto, lo hicieron en pocas horas o días, sin que tengamos constancia que hubiera supervivientes. Tan solo había transcurrido un mes desde que un empresario catalán, Gabriel Padrós, había conseguido la contrata del ejército para inutilizar el armamento. Si hubiera aplicado las medidas de prevención de aquella época, probablemente, no habría ocurrido una desgracia como aquella.

Todo Mallorca y el resto de España se conmovió por el suceso, lo cual provocó que se abrieran cuentas de donaciones y colectas por todo el país. Pero con los años se borró del recuerdo uno de los accidentes laborales más sangrientos del país. Un recuerdo que la UGT quiere mantener vive porque algunos empresarios en el siglo XXI todavía tienen el objetivo de reducir al máximo los costes de producción para sacar la máxima rentabilidad sin pensar en la seguridad de los trabajadores.

 

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