Se cumplen 100 años de la llegada del primer avión a Mallorca

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Este año se cumple el centenario del primer vuelo entre la Península y Mallorca, por este motivo entre el 2 de Julio del 2015 y 2 de julio del 2016, se establecerá como base para el año del Centenario del Primer vuelo a Mallorca, para celebrarlo se coordinarán una serie de actividades con el fin de dar a conocer a la sociedad mallorquina la importancia de este evento, actividades que se darán a conocer próximamente.

El 2 de julio de 1916 el piloto Salvador Hedilla logró realizar el primer vuelo entre Barcelona y Mallorca, para los testigos del acontecimiento fue sencillamente la hazaña de un aventurero. Nadie sospechaba que en realidad lo que se estaba gestando era el futuro de la economía de las islas, el turismo, todavía impensable en aquellos momentos, y mucho menos que el artefacto volador fuera la clave para el desarrollo de Baleares.

A las 7 de la mañana de aquel 2 de julio de 1916, un grupo de personas que estaban situadas junto al merendero de C’an Perentoni en Palma, empezaron a señalar a aquel punto negro que se divisaba entrando por la farola que había situada en Portopí, era el aeroplano que pilotado por el aviador Salvador Hedilla iba finalizando su arriesgado recorrido.

El aparato descendió a una altura de 800 mts. sobrevolando el caserío de Portopí, volvió a tomar dirección hacia la explanada de C’an Perentoni  descendiendo a una altura de unos 10 metros. Pasó sobre la línea en la que estaban los cronometradores del aeroclub de Barcelona, volando solo a una altura de pocos metros. La velocidad del avión no le permitió aterrizar en dicha explanada, remontándose de nuevo y pasando, casi rozando, una la línea conductora del fluido eléctrico.

Siguió hacia el Arenal de Lluchmayor, torció de nuevo y aterrizó, por fin, sin novedad, en El Prat de Son Suñer a unos 10 kilómetros de Palma.

El raid aéreo se convirtió después en una carrera de coches, en la que autoridades y magnates de la época buscaron ser los primeros en dar la mano al aviador que había venido volando desde Barcelona. La prensa del momento describe esta imprevista carrera de la siguiente manera:

“Muchos automóviles salieron inmediatamente con dirección al expresado punto. El Hispano Suiza de don Tomas Darder, muy amigo este del señor Hedilla, fue uno de los últimos coches que salió de Palma. En poco tiempo adelanto el tiempo perdido y logro colocarse a la cabeza de todos, saltó por entre lentiscos y busco paso entre las gavillas de los trigales y el señor Darder estrecho el primero la mano del notable aviador. Este al tenerle a su lado le dijo sonriendo. Ya veía yo desde aquí el polvo del Hispano.”

Si bien el primer mallorquín que tuvo el honor de saludar a Hedilla fue el payés Lucas Vanrell Jaume, que estaba trabajando en el campo de trigo donde tomo tierra el avión.

El piloto Salvador Hedilla describe el vuelo de esta manera a los periodistas de la época:

“Los controles de salida, en Barcelona, me cronometraron al despegarme de tierra. En aquel momento y en mi reloj eran las 5 horas 5 minutos. Yo entiendo que debían haberme cronometrado al emprender dirección hacia Mallorca, puesto que tuve que emplear 10 minutos para tomar altura y orientarme. La salida, después de tomar altura, orientarme y ponerme en ruta fue a las 5 horas 15 minutos. Esta es la hora en que hubiera deseado que el aeroclub me hubiera cronometrado, o sea en la que he salido realmente.

Salí del estante de “Remola” donde mi compañero Coterillo averió el aparato al chocar contra una pila de un campo de trigo. 

Enseguida me encontré con un fortísimo viento de levante que hacía casi imposible seguir adelante. De no haber tenido tantísimo empeño en realizar el raíd hubiera desistido del viaje. Durante 20 minutos el viento fortísimo hacía menos que imposible permanecer en el aire. Estuve un momento indeciso para retornar al punto de partida. 

Pasados los 20 minutos primeros la violencia del viento, me elevó a mayor altura alcanzando la de 2.000 metros que he conservado durante toda la travesía excepto al divisar Palma que he descendido hasta la de 800 metros. 

En el resto de la travesía sólo he atravesado remolinos de viento que ponían en peligro. Un remolino me ha quitado la gorra y las gafas. El resto del viaje lo hecho con la gorra en medio de las piernas y con dificultad he podido colocarme de nuevo las gafas. 

He sentido mucha calor, sudando casi todo el tiempo.  La travesía la he efectuado entré niebla. Sólo cada 10 o 15 minutos divisaba trozo de mar, pequeña, haciéndome efecto de que volaba sobre tierra y atravesaba unos lagos. Las nubes no permitían ver el mar, más que en forma antes dicha. 

Por tal causa no he visto ninguno de los buques de guerra que conducían a los controleurs de ruta. Sólo casi a la llegada he divisado un vapor, que seguramente sería el correo que salió ayer de Barcelona. 

A las seis de la mañana he visto una pequeña mancha que he creído reconocer como la isla de Mallorca. Las nubes me lo impedían ver constantemente.  He seguido exactamente la ruta que en conferencia telegráfica me dieron anoche los cronometradores del aeroclub señores Macaya y Foye que se hallaban en Palma. Hay que reconocer que me detallaron muy exactamente la ruta y los datos que me dieron han sido valiosísimos para el éxito del viaje. 

La isla Dragonera apenas pude divisarla a causa de la niebla. Eran las siete menos veinte minutos cuando paso por encima de la Dragonera, seguí hacia Andraitx empezando a descender cuando estaban a la vista de Palma. 

Hubiera aterrizado en C’an Perentoni; pero debido al inmenso público que estaba congregado, cualquier desvío de dirección del aparato hubiera podido ser fatal.

A las 7’15 de mi reloj tocaba tierra. Había recorrido 244 km. El aparato camino mucho tiempo a 150 km por hora. 

Hedilla fue trasladado a Palma, entre vítores, pasando antes por C’an Perentoni donde había una enorme multitud esperándolo.

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