Miralles: “Somos manacorins y hemos tenido rondalles hasta en la sopa”

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El actor Salvador Miralles, junto a su amigo y compañero Sebastià Adrover, girarán por Mallorca con una versión libre de “La flor Romanial”

 

 

 

“Una flor no fa estiu” llega a Calvià, concretamente en la Finca Galatzó, el próximo día 1 de agosto. Se trata de una obra teatral que aborda la tradicional rondalla mallorquina “La flor Romanial” desde otra perspectiva, aportando nuevas situaciones e incorporando personajes de otras rondalles. Salvador Miralles y Sebastià Adrover son los actores, autores y directores de esta versión libre, quienes han sido ayudados en la dirección por Joan Manuel Albinyana.

Miralles y Adrover, además de compartir profesión, comparten una gran amistad. A pesar de que el proceso para llevar a cabo este espectáculo haya sido duro al ser una concepción totalmente suya, están muy contentos con el resultado y se sienten orgullosos de poder girar con su obra. En “Una flor no fa estiu” interpretan a más de 40 personajes entre los dos, papeles que incluso se van intercambiando, para contarnos qué le pasa al protagonista durante su viaje; parte que la rondalla original resume en solo una frase.

Ambos actores están muy ilusionados por poder representar la obra en una finca como la de Galatzó ya que, además de considerarla una localización preciosa, creen que el espectáculo, por el formato que presenta, puede quedar muy mágico en ese patio.

 

¿Cómo surgió la idea de hacer una versión libre de “La flor Romanial”?

Sebastià: Salvador y yo estuvimos trabajando juntos en otro proyecto similar hace unos años, al cual le dimos también otra visión. Partimos de las escenas que no salían en la rondalla e improvisamos sobre ello. Quedamos muy contentos con el resultado y a raíz de este siempre nos quedó pendiente hacer otra obra así. El proyecto fue una dirección que hicimos los dos juntos, pero nos hacía muchas ganas actuar nosotros y hacer este proceso también desde el actor.

Salvador: Tenemos la suerte de, a parte de compartir profesión, compartir también una gran amistad, por lo que tenemos mucho tiempo para hablar de teatro. Ya habíamos comentado varias veces hacer algo de “La flor Romanial” porque era una historia que nos entusiasmaba mucho a ambos. De hecho, los dos la habíamos leído en sesiones de cuentacuentos pero no la habíamos puesto nunca en común. Así que decidimos encontrarnos este verano y hacer un remix de rondalles con “La flor Romanial” como trama principal.

Las rondalles, que son cuentos mallorquines de tradición oral que han sobrevivido gracias al boca-boca entre familiares, son una tradición que cada vez se ve menos. ¿Pensáis que este tipo de folklore se está perdiendo y apostáis por darle visibilidad?

Salvador: Nosotros somos manacorins y hemos tenido rondalles mallorquines hasta dentro de la sopa. Cada año íbamos a hacer el día de Mossèn Alcover cuando éramos pequeños: íbamos a un monumento donde se leían rondalles o se hacían. Siempre hemos estado conectados con todo esto, por lo que creemos que va más allá del folklore entendido como cosas populares y tradicionales. Es más, la obra de Mossèn Alcover es una de las obras más importantes en lengua catalana.

Sebastià: Las rondalles son esas historias que los abuelos contaban a los nietos al lado de la chimenea pero que iban cambiando. Mossèn Alcover las recogió y las vistió un poco de la moral cristiana predominante en aquel momento. Lo bonito de estas historias es que iban variando y así como iban avanzando las generaciones las rondalles también iban evolucionando. A nosotros nos apetecía actualizar también las rondalles y dar a entender que son una obra literaria muy importante para experimentar y para que sigan evolucionando sin que se queden siendo una cosa tan folklórica. Es decir, queríamos hacer las rondalles de hoy en día: dejar a un lado la moral católica y apostólica adaptándolas a las necesidades actuales.

¿Qué papel representa cada uno y cómo os habéis preparado para hacerlo?

Sebastià: Hay muchos personajes en la obra. Entre los dos representamos a más de 40 personajes y es un juego de actor muy vivo y muy dinámico todo el tiempo. Nos vamos intercambiando los personajes, incluso hay algunos que los compartimos, y hemos establecido un tipo de código en el que van apareciendo personajes de otras rondalles. De hecho no te podemos decir cuántos personajes hacemos exactamente, porque no lo sabemos ni nosotros… Más de 20 cada uno.

Salvador: Hemos optado por hacer una historia fresca en la que los personajes van cambiando, por lo que los puede interpretar tanto uno como el otro. Queríamos que cada uno de nosotros pudiera hacer tanto una cosa como la otra porque va con el mensaje de la obra.

La rondalla elegida es muy famosa, ¿nos podríais explicar de qué iba la trama originalmente y cómo le habéis dado la vuelta?¿La moraleja es la misma?

Sebastià: La trama es muy conocida: trata sobre un rey que se hace daño en una pierna y los médicos le dicen que solo se puede curar con la flor romanial. Él envía a sus tres hijos a la búsqueda de esta flor y al final, después de toda la aventura, Bernadet consigue encontrarla. A continuación se la da a su padre y se convierte en rey.

Salvador: El grueso de la historia es el mismo. Lo que formalmente hemos añadido o aportado es que la rondalla resume esta búsqueda de un año de la flor en una frase, pero nosotros nos hemos preguntado qué pasa durante este año y damos importancia a este viaje y a todo lo que le pasa a Bernadet antes de encontrar la flor: se encuentra con otros personajes de otras rondalles como si todas las historias pasaran dentro de un mismo mundo o universo. De este modo, cada encuentro le hace cambiar y gracias al aprendizaje del viaje consigue encontrar la flor.

Entonces lo importante es la transformación que sufre el protagonista durante el viaje…

Sebastià: Sí y, de hecho, el título viene de aquí. La expresión “Una flor no fa estiu” quiere decir que un hecho aislado no puede convertirse en una tendencia, puesto que una cosa que pasa un día puede ser fruto de la casualidad. En este caso, la insistencia y la perseverancia son los factores que hacen que no sea un hecho casual que Bernadet encuentre la flor. El aprendizaje y el esfuerzo constante de todo el camino pasan la causa del encuentro de la flor de la divinidad (que es lo que ocurre en la versión antigua) a la justicia (que es lo que ocurre en nuestra versión).

¿Por qué la persona escogida para dirigir “Una flor no fa estiu” ha sido Joan Manuel Albinyana?

Salvador: Nosotros somos los autores, actores y directores de este espectáculo. Joan Manuel Albinyana nos hizo un asesoramiento en la dirección, pero fuimos Sebastià y yo quienes decidimos poner en marcha este proyecto. Nos pusimos con la dramaturgia y durante los ensayos nos iban mirando y dirigiendo. En este contexto, evidentemente, necesitábamos una visión externa.

Sebastià: Joan Manuel Albinyana entró tirando al final del proceso y nos ayudó muchísimo viniendo a 4 o 5 ensayos. Aun así, su presencia ha sido clave en el proyecto para que la obra haya sido como al final es. Aunque con la mayoría de cosas íbamos bien, había otras que él supo colocar muy bien con pocas indicaciones. Cosas que desde dentro generan dudas porque nunca se puede tener una visión totalmente externa. Se lo pedimos a Joan Manuel porque ambos hemos trabajado con él y tenemos una relación excelente, hasta incluso de amistad, y queríamos que fuera él la persona que nos condujera en todo esto.

 ¿Sentís cierta responsabilidad al abarcar esta obra?

Salvador: Nos sentimos felices y orgullosos de poder girar con un espectáculo que ha sido totalmente concepción nuestra. El proyecto ha partido de nosotros mismos sin una productora detrás. “Una flor no fa estiu” es una producción de la compañía de La Reforma, que somos nosotros mismos, con el apoyo del teatro de Manacor. Este nos ha ayudado mucho a nivel de salas, de espacios de estreno y también en la producción. Como digo, más que responsabilidad, sentimos orgullo y felicidad de poder hacer esta obra.

¿Perseguís una reflexión que queréis hacer llegar a la audiencia o solo es ocio para que la gente pase un buen rato viendo la representación?

Sebastià: Hemos concebido el espectáculo no solo para que sea divertido, sino para que dé lugar también a una cierta reflexión. Damos a entender que las rondalles son mutables y que se pueden modificar así como a uno le interese. Nosotros contamos “La flor Romanial” con pinceladas de 15 o 20 rondalles más, la cual cosa no se había visto nunca y puede incitar a jugar con ellas por su mutabilidad.

¿Qué pensáis de la localización en la que vais a llevar a cabo la obra? ¿Habéis hecho algún espectáculo en lugares tan espectaculares como este?

Salvador: La finca es preciosa y aquel patio nos hace mucha ilusión. Pensamos que nuestra obra, desde aquí donde parte y como está organizada, puede quedar super mágica en ese patio.

Sebastià: Nos parece algo muy bonito que se usen espacios que no están pensados para hacer teatro pero que, al ser localizaciones con tanto encanto, den cabida a obras teatrales. Estas funciones acaban siendo muy mágicas. También creemos que en momentos como los de ahora, que socialmente la gente tiene miedo a meterse en un teatro por el coronavirus, Catalina Caldentey (jefa del Departamento de Cultura del Ajuntament de Calvià) hace un trabajo idóneo programando actos culturales en espacios abiertos y públicos. Es muy importante tener esta responsabilidad política con la cultura tan necesaria a la vez que precaria.

Ya habéis presentado la obra en Manacor y ahora os toca en Calvià. ¿Pasaréis por otros municipios de Mallorca o saldréis de la isla?

Sebastià: Por ahora, todo lo que tenemos es en Mallorca. No descartamos abrir y salir de la isla más adelante pero, de momento, nos queremos centrar en representar la obra en todos los sitios que sea posible dentro de las Islas Baleares. 

Salvador: De cara al otoño también tenemos que ir a Lloseta y a Inca. En cuanto al mes de agosto, vamos a ir al Teatro Romano de Alcudia el día 21, así que la gente que no pueda venir a Calvià puede animarse a venir a Alcudia.

¿Cómo la ha acogido el público hasta ahora?

Sebastià: El feedback que hemos tenido con el público ha sido muy bueno. Siempre acabamos muy contentos de representar esta obra, pues creo que el juego del intercambio de personajes es muy atractivo para el público. Es una obra muy familiar, recomendada para niños de a partir de 6 años. Si bien es cierto que los niños pueden entender algunas cosas y otras no, que solo pueden comprender los adultos, hay diversas capas y pueden disfrutar la representación ambas partes.

Salvador: “Una flor no fa estiu” es como “Los Simpsons”: un niño lo verá y leerá unas cosas y un adulto lo verá y leerá otras. En cualquier caso, hicimos unas previas para amigos y compañeros antes de estrenar y fueron momentos muy emotivos porque, cuando representamos la obra, vimos que su respuesta era maravillosa. Sebastià y yo nos mirábamos en el escenario, después de dos meses encerrados trabajando solos sin saber si funcionaría, y vimos que al final hemos hecho algo bien hecho. Estamos muy orgullosos.

Ambos habéis sido galardonados con los Premios ATAPIB (Associació de Teatres i Auditoris Públics de les Illes Balears) a mejores actores de 2019. ¿Qué sentís al contar con este reconocimiento? ¿Ha cambiado vuestra carrera desde que os lo entregaron?

Sebastià: Estamos muy contentos con este reconocimiento. Siempre te hace feliz que se reconozca tu trabajo y más siendo una cosa compartida. Estuvimos todo un verano trabajando, con los buenos momentos y los malos, en los que no sabíamos muy bien hacia dónde ir; por lo que al final recibir este reconocimiento es una satisfacción muy grande. Que reconozcan el trabajo desde un organismo público como es el ATAPIB, más allá de familiares y amigos o incluso gente externa, nos alegra mucho. 

Salvador: Y es que va más allá de que nos den el premio como intérpretes, porque somos los dos únicos actores en la obra, además de ser los autores y directores. Es una cosa muy guay. De todas formas, el premio no ha cambiado nada de nuestra carrera, pues creo que estos premios no sirven para que te cambie la vida. Lo que sí estaría muy bien sería que todos los teatros públicos de Mallorca se comprometieran a invitar a los premiados. Creemos que sería precioso que hubiera una función asegurada en cada teatro.

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