A consecuencia de la brecha salarial, las mujeres en España trabajan gratis con respecto a los hombres 51 días, solo 4 días menos que el año anterior, pero una cifra inaceptable.
UGT ha relanzado este 11 de noviembre la campaña que desarrolla todos los años, desde que comenzó en 2016, para denunciar la brecha salarial entre mujeres y hombres, una lacra que aún perdura y apenas varía (en 2016 y 2017 las mujeres españoles trabajábamos gratis desde el 8 de noviembre hasta el final del año, en 2018 desde el 10 de noviembre, en 2019 desde el 7 de noviembre y este año trabajamos gratis, con respecto a los hombres, desde el 11 de noviembre hasta final de año, es decir, las mujeres trabajan 51 días gratis a consecuencia de la brecha salarial (cuatro días menos que en 2019).
España registró una brecha salarial del 14% (según los últimos datos registrados por Eurostat). Por debajo de la media de la UE que se situó en el 15,7 %. Donde más brecha hay es en Estonia, República Checa y Alemania superando en estos tres casos el 20%. Donde menos brecha hay por el contrario es en Rumanía, Italia y Luxemburgo (5% de brecha como tope). España triplica esta cifra.
Desde UGT apuntan que la pandemia ha dado, si cabe, más visibilidad a una injusticia que se perpetúa pese a estar en el siglo XXI: la brecha salarial entre hombres y mujeres, y eso a pesar del relevante papel que han tenido las mujeres durante el confinamiento, aún a riesgo de su salud y a pesar de cobrar en muchos casos sueldos de miseria. Por eso, este año cobra más importancia que nunca la campaña de UGT #Yotrabajogratis para denunciar la brecha salarial que sufren las mujeres respecto a los hombres. En concreto este año, las mujeres en España trabajan 51 días gratis con respecto a los hombres, o lo que es lo mismo las empresas se ahorran 51 días del sueldo de las mujeres al año, con la consiguiente merma en las cotizaciones sociales y, por consiguiente, en la protección social de las mujeres (tienen pensiones más bajas, peor prestación por desempleo, etc.), a la vez que supone menos recaudación, menos ingresos para Hacienda o cotizaciones a la Seguridad Social.
Conviene recordar que la discriminación salarial es, de todas las discriminaciones que sufren las mujeres, la que más dificultades entraña para ser erradicada. El motivo solo puede ser explicable desde el punto de vista del coste económico que tiene para las empresas. Un coste que no sería tal porque corregir esta discriminación permitirá una mayor integración de las mujeres en el mercado laboral con los consecuentes beneficios para la competitividad y productividad de las empresas y en el ámbito económico y social.
Otras discriminaciones que han soportado las mujeres, se han ido corrigiendo con medidas cuyo coste recae sobre la Seguridad Social o sobre las propias trabajadoras (reducciones de jornada, las excedencias, o los permisos de cuidados, que pudiendo ser disfrutados por los hombres, tampoco ellos asumen el coste económico y de protección social que representan)