Las fiestas del Rei en Jaume se suspenden pero el sentimiento de las collas no desaparece

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Fernando Morilla y Mario Cano, que fueron rey moro y cristiano el año pasado, entienden la decisión de cancelar las fiestas pero conservan los imborrables recuerdos de su experiencia.

El rey moro y el rey cristiano no batallarán el primer fin de semana de septiembre, como solían desde hace 25 años. Tanto el Ajuntament de Calvià como las Colles de les Festes del rei En Jaume han decidido suspender los actos conmemorativos previstos para este año, que ya fueron reducidos el pasado mes de junio a algunos eventos conmemorativos por el 25 aniversario de las fiestas. La razón está clara: la pandemia no deja lugar a fiestas de este calibre. Unas fiestas que los vecinos del municipio viven desde el corazón y en familia, aunque no sea de sangre, las cuales conmemoran el desembarco de las tropas del Rei Jaume I en la costa de Santa Ponça en 1229. 

Fernando Morilla, rey moro del año pasado de la colla Al Madina, entiende la situación: “el momento actual no es oportuno para celebraciones de ningún tipo, no queda otra que resignarse y confiar en que el año que viene podamos hacer una fiesta que nos haga olvidar el mal trago del 2020”. Por su parte, el rey cristiano de la colla Reial Cristiana Jaume I, Mario Cano, también considera que cancelar la programación es lo más conveniente pero reconoce sentirse “muy triste”. Y es que los calvianers, tanto los que están en colles como los que no, viven las fiestas con mucha ilusión, energía y pasión.

Así pues, este año tan atípico, también lo será para la gente de Santa Ponsa. Fernando cuenta que, en un año normal, se reúne mucha gente con alegría y ganas de diversión. Sin embargo, reconoce que las circunstancias mandan y, mientras tanto, guardan un bonito recuerdo. Un recuerdo que pasa, por ejemplo, por la decoración de las mesas el viernes por la noche antes de la llegada de los cristianos al día siguiente por la tarde. “Disfrutamos decorando y montando nuestro campamento, pues las fiestas las vivimos desde hace muchos años y siempre hemos sido como una gran familia que se ayuda mutuamente” comenta Mario.

Por otro lado, otro recuerdo que no olvidan este año es el evento de selección de reyes. Los participantes tienen que afrontar juegos, pruebas y discursos, que se evalúan más tarde a través de una votación. El rey cristiano asegura que, después de participar durante más de 10 años, ser el Rei en Jaume era uno de sus objetivos e ilusiones porque vive las fiestas desde el corazón. “Estaba viviendo un sueño que tenía desde que era muy pequeño” apunta. En cuanto a Fernando, elegido el rey moro del 2019, lo define como algo que ni siquiera había soñado: “es una gran satisfacción, un gran orgullo y un gran honor representar a una de las figuras históricas más importantes de Mallorca en el mismo lugar de los hechos”.

Lo que está claro, según Mario, es que el papel de las colles es fundamental en esta celebración porque “sin ellas no habría fiestas”. Fernando califica a las colles como “el alma de la fiesta” por las coreografías, los trajes y, sobre todo, su alegría. No obstante, no solo disfrutan las personas de las colles, sino también la gente que asiste a la fiesta, ya sean isleños o extranjeros. De hecho, cuenta el rey moro que “después de tantos años participando se forma una gran familia dentro de tu colla y con las demás, porque todos juntos disfrutamos de cada uno de los momentos de las fiestas”. Es más, aunque reconocen que hay rivalidad, ambos reyes coinciden en que es sana e incluso divertida. “La rivalidad está especialmente en cómo se adorna las jaimas o las tiendas de los cristianos y, sobretodo, en quién hace la mejor paella o carne a la brasa que, para que no haya dudas, se da a probar a otras colles” señala el rey cristiano.

Las fiestas del Rei en Jaume de Santa Ponsa reúnen a mucha gente cada año, pues son las más importantes del municipio y representan el cierre del verano. “Lo mejor para mí es pasar tres días rodeado de gente maravillosa tanto de tu colla y como de las otras” apunta Mario. “Como Abu Yahya Muhammad, no existe momento malo o aburrido, todos son especiales y emocionantes, incluso fuera de la fiesta” añade Fernando. De todas formas, los dos reyes están de acuerdo en un mismo punto: el desembarco, así como la batalla entre moros y cristianos sobre el escenario de la playa ante los gritos de apoyo de los soldados y espectadores, es un punto álgido.

Cabe decir que, a pesar de que las fiestas sean básicamente diversión y emoción para los reyes, el proceso para llegar a ello no es fácil. Una vez colocado el casco de rey moro o cristiano el día de la elección de reyes, los ganadores tienen que ensayar la lucha con el otro rey, ir a clases de equitación, preparar las coreografías de los desfiles, pensar la decoración de las mesas y los campamentos medievales, ir a clases de lucha e historia de la época… Un proceso que para los elegidos vale la pena y conlleva sorpresas tal y como cuenta Fernando: “se hacen muchas cosas que yo, por mi edad, creía que no haría nunca: desfilar entre tanta gente montando a caballo, aprender cosas curiosas de la época o luchar con el otro rey en un escenario ante tantas personas”.

Lo que está claro es que, aunque este año las fiestas no se puedan hacer, los calvianers no perderán el sentimiento que despiertan estas fechas tan señaladas para el municipio de Calvià. La celebración lleva tantos años en marcha que ya es una tradición. Los participantes han pasado tantos momentos juntos que ya son una familia. Las collas ponen tanto de su parte que nunca dejarán que las fiestas del Rei en Jaume desaparezcan. La emoción es tan grande que, dure lo que dure la pandemia, seguirá siendo latente en los corazones de todos y cada uno de los habitantes de nuestro municipio.

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